5 pasos para emprender en la escuela
Emprender en la escuela puede parecer un reto inalcanzable pero lo veréis más fácil con los 5 pasos que os daremos a continuación. Sólo hay que tener claro los objetivos y mantener el entusiasmo.
Nuestro objetivo es crear un proyecto en el que escuela, familias y alumnos estén implicados. Podríamos empezar a generar ideas utilizando técnicas de pensamiento lateral pero antes de esto hay que analizar qué tenemos y qué queremos como centro educativo.
No se puede empezar ningún proyecto emprendedor en la escuela si antes no analizamos qué estamos haciendo y cuál es nuestro conocimiento sobre la materia. Podemos pensar que nuestro centro no es emprendedor, pero todos hacen actividades emprendedoras como recoger tapones para ayudar a alguien, montar actividades para recoger dinero para los alumnos de último curso y hacier intercambios de idiomas entre escuelas, entre otros. Proyectos motivadores que precisan de esfuerzo conjunto para obtener resultados.
Una vez tenemos la radiografía de todo lo que hacemos en el centro, sin importar a qué proyecto o asignatura pertenece, debemos escribir todos los valores y competencias con las que salen nuestros alumnos cuando finalizan sus estudios. Y como veis no digo conocimientos, pues en mayor o menor medida todos saldrán con los mismos conocimientos académicos, aunque seamos conscientes de las inteligencias múltiples .
De esa lista de valores y competencias, añadiremos aquellos nuevos que queremos para nuestros alumnos, teniendo en cuenta que las necesidades reales de un mundo globalizado cambian y las competencias demandadas hacen que nos amoldemos a los cambios pero sin perder la esencia del centro, sus valores. La creatividad, el trabajo en equipo, la comunicación y la adaptabilidad a los cambios son algunas de estas competencias a añadir a la lista del “tener”.
La esencia de un buen proyecto es aquel que implica al máximo número de personas. En nuestro caso es imprescindible que implique a todos los profesores del centro para que no se vea como la pérdida de tiempo de alguno de los profesores, y también a los alumnos, que serán los comunicadores y ejecutores del proyecto y harán visible el trabajo del centro. Además, siempre que sea posible, también implicaremos a los padres y madres como ayudantes o como consumidores del producto final.
En este punto, generaremos ideas con esta premisa. Se puede hacer sólo con profesores, sólo con alumnos o con un equipo mixto (siempre más enriquecedor). Y recordad que TODAS las ideas son buenas y se apuntan pues luego ya se analizarán y se escogerá la mejor.
Cuando ya tenemos la idea hay que desarrollarla para ver su viabilidad. Cuando emprendemos cualquier actividad o proyecto es necesario analizar críticamente pues ideas hay muchas pero luego hay que llevarlas a la acción.
Un buen método para no dejarse nada es utilizar un Canvas:
- Cliente al que ofrecerás el producto o servicio. Bien segmentado y definido. Por ejemplo, mujer de 35 a 45 años con hijos interesada en la moda.
- Valor diferencial de tu producto. ¿Por qué querrán comprártelo a ti y no a tu competencia?
- Cómo llegaré a mi cliente. Publicidad, iré a su casa, estaré en ferias, necesitaré camiones de reparto…
- Cómo me relacionaré con el cliente. Además del producto ofreceré talleres, los llamaré cada mes,…
- Recursos clave: material, trabajadores,…
- Fuente de ingresos. Por dónde conseguiré el dinero.
- Actividades clave para ofrecer el producto y repartidas entre los trabajadores y socios.
- Socios que necesito. No todo lo puedo hacer yo y necesito de colaboraciones externas.
- Costes fijos y variables que hacen que defina el precio del producto.
El proceso creativo y de análisis es laborioso pero al final hay que llevarlo a la acción y con el prueba y error y escuchando a los clientes, es cuando aprendemos más y podemos ir modificando el producto inicial.
Una iniciativa interesante, el reciclaje del aceite de cocinar recogido en las escuelas.
Los niños piden a sus padres que guarden el aceite y les recuerdan su función ecológica. Luego lo llevan al colegio y los encargados de la recogida van controlando los litros y cuando llegan al cupo estipulado contactan con el centro de recogida, que además emplean a trabajadores con discapacidad intelectual. El aceite ha pasado de irse por el desagüe a ser reciclado e implicando a futuros jóvenes responsables que recuerdan el proyecto a sus padres, porque son ellos los encargados. Y a nivel de escuela trabajan el reparto de tareas, las tecnologías, el reciclaje, el trabajo en equipo y las matemáticas, entre otras. Sobre este caso podéis leer más en AnoiaDiari
El viaje más largo comienza con un primer paso – Proverbio chino